Un raro despertar, ¿Fruto del premio como la unidad minera con mejores estándares de seguridad o “alguien” incitó al cumplimiento de sus responsabilidades sociales?
El caso es que, gracias a ese extraño despertar, los trabajadores de la empresa Panamerican Silver S.A.C. (PASSAC) y demás ciudadanos disfrutan de un renovado coliseo deportivo, que fuera abandonado luego que sufriera una rajadura en sus muros.
Un amigo mío me hizo recordar que tiempo atrás, el entonces alcalde del distrito, Luis Diestra Tamayo (periodo 1999 - 2003), y el relacionista público (o Jefe de Recursos Humanos) de la empresa minera, José La Torre, se enfrascaron en un conflicto irreconciliable.
Esto luego que Luis Diestra lograra la aprobación del plano catastral de la localidad y donde al parecer la empresa debía pagar por las áreas de terreno donde había construido oficinas, el hospital y los campamentos para sus trabajadores.
La lucha terminó mal, no primó el diálogo, ni por uno ni por otro. Así que la empresa decidió acabar con gran parte de los reductos. Pero lo más indignante – sentimiento personal – fue la destrucción completa del único hospital que PASSAC brindó para la atención de sus accidentados y de las personas del distrito.
Válgame Dios, con la salud no se juega. La posta de salud, que hasta ahora no esta debidamente implementada, pasó pesares. Los mineros accidentados de gravedad eran trasladados hasta la ciudad de Trujillo. Eran 6 horas de viaje – en ese entonces – siempre y cuando la “moderna” ambulancia no se malograra.
En este caso no hubo compromiso social, ni apoyo a la ciudadanía. Primó el odio y resentimiento de dos personas que sólo buscaron como perjudicar el uno al otro.
El caso es que, gracias a ese extraño despertar, los trabajadores de la empresa Panamerican Silver S.A.C. (PASSAC) y demás ciudadanos disfrutan de un renovado coliseo deportivo, que fuera abandonado luego que sufriera una rajadura en sus muros.
Un amigo mío me hizo recordar que tiempo atrás, el entonces alcalde del distrito, Luis Diestra Tamayo (periodo 1999 - 2003), y el relacionista público (o Jefe de Recursos Humanos) de la empresa minera, José La Torre, se enfrascaron en un conflicto irreconciliable.
Esto luego que Luis Diestra lograra la aprobación del plano catastral de la localidad y donde al parecer la empresa debía pagar por las áreas de terreno donde había construido oficinas, el hospital y los campamentos para sus trabajadores.
La lucha terminó mal, no primó el diálogo, ni por uno ni por otro. Así que la empresa decidió acabar con gran parte de los reductos. Pero lo más indignante – sentimiento personal – fue la destrucción completa del único hospital que PASSAC brindó para la atención de sus accidentados y de las personas del distrito.
Válgame Dios, con la salud no se juega. La posta de salud, que hasta ahora no esta debidamente implementada, pasó pesares. Los mineros accidentados de gravedad eran trasladados hasta la ciudad de Trujillo. Eran 6 horas de viaje – en ese entonces – siempre y cuando la “moderna” ambulancia no se malograra.
En este caso no hubo compromiso social, ni apoyo a la ciudadanía. Primó el odio y resentimiento de dos personas que sólo buscaron como perjudicar el uno al otro.
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