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Del Amor, que hablen los poetas


Una de las interrogantes humanas que aun no encuentra respuesta correcta.

Romeo y Julieta viéndose a escondidas de sus familias que se odian recíprocamente; el joven Werther tomando la trágica determinación de acabar con su vida; el pintor Juan Pablo Castel clavando un cuchillo en el pecho de María Iribarne, la única mujer que comprendió verdaderamente su pintura. Estos hechos, extraídos de la historia universal de la literatura, tienen un común denominador: el móvil que lleva a los protagonistas a realizar tales actos es uno; el amor.

Definido por unos, problematizado y hasta cuestionado por otros, el amor ha sido y continúa siendo un tema inacabable; es en si, una de las interrogantes humanas que aun no encuentra respuesta certera. Sin embargo éste, por sí solo, consigue alterar las vidas, crear catarsis, teñir con distintos colores el estado de ánimo; en nombre de él se mata, se traiciona; por él se han resquebrajado imperios y han conseguido proezas.

Pero, ¿Qué es el amor en realidad?, ¿Por qué amamos?

Platón nos describe en su famoso mito que los seres humanos tenían antes cuatro extremidades y los dos sexos y, por arrogantes, quedaron separados en masculino y femenino, por lo que ahora buscan reunirse en ese ser único que Dios dividió. En ese sentido, la idea de este mito nos lleva a la conclusión de que amamos para reconstruirnos, aunque a veces, debido a esas ambivalencias humanas, más bien nos destruimos.

En apariencia el Psicoanálisis también podría darnos algunas respuestas. De hecho las tiene. Pero es mejor oír al propio Sigmund Freud. Bien, pues él decía que cuando se habla de amor la respuesta la tienen sólo los poetas. Obedeciendo a Freud, nos encontramos con que los poetas y los escritores en general tampoco se ponen de acuerdo en el tema del amor. Su definición es solo un ejemplo de ello: sentimiento, emoción, enfermedad, fiebre….

Gabriel García Márquez, por ejemplo asegura que el amor es una enfermedad, pues presenta síntomas comunes en todos los que la padecen, además, como todas, pasa por distintas etapas.

Marcell Proust, por su parte no concibe el amor como una pasión continua, indivisible, para él, está compuesto por momentos sucesivos que pasan y dejan su huella. En fin, una esencia melancólica de la temporalidad del amor.

Y si todo esto resulta insuficiente, hemos considerado dos autores más y de posiciones opuestas. En primer lugar citamos al poco difundido pero genial, José María Vargas Vila:

"Teme al amor como a la muerte. Él es la Muerte misma. (…)" (De Ibis, Vargas Vila)

En contraposición tenemos al prodigio árabe Kahlil Gibrán:
”Cuando el amor os llame, seguidlo. Aunque su camino sea duro y difícil". (Del profeta Kahlil Gibran)

En fin, lo único seguro aquí es que el ser humano continuará aforrándose al amor como medio para conseguir la plenitud, sentimiento de ansiedad por demás real. El ensueño y la melancolía irán siempre de la mano, es cierto, pero sin amor, el ensueño no seria auténtica ensueño, ni la melancolía, auténtica melancolía.

Imagen: Cuadro óleo sobre lienzo del pintor peruano Juan Echenique, quién tuvo una mención honrosa en el Salón Iquitos de la Bienal Nacional 1998.

Quincenario Juvenil "Coma Cultural".
Edición Nº 01.

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